jueves, 5 de julio de 2007

Revistas Subterráneas el aire contra la mordaza












(Si bien esta en esta nota vemos que al autor le han faltado algunos datos, su análisis nos parece interesante. Por eso la reproducimos.)



Siempre existieron, pero ahora arrecian, se multiplican, invaden algunos quioscos. Antes los jóvenes hacían revistas literarias; ahora, se inclinan por el periodismo, contestan a la realidad.Roberto Hugo Mero
Revista El Porteño1982

Si este país quiere convertirse en policía del mundo -bramaba Davis Harris- primero va a tener que meter presa a toda su juventud". Mientras la Universidad de Berkeley escuchaba estas palabras, Noman Mailer escribía los Ejércitos de la Noche y Joan Baez y Jane Fonda acusaban al gobierno norteamericano por el genocidio en Vietnam, se estaba escribiendo una historia distinta. Donde la juventud no podía ser engañada para ir a la guerra, donde los medios de estudio y trabajo escaseaban, donde era imposible convivir con un "american way of life" cada vez más alienado de una experiencia humana.La alternativa era necesaria, pero difusa por la falta de medios de comunicación fieles a los deseos de la juventud yanki e independientes de los sistemas de comercialización. En este contexto aparecería el "Underground Press Syndicate, Liberation News Service and Cosmis Circuit". Un nombre demasiado ampuloso tal vez, pero que no tardaría en dar muestras de una vitalidad y fuerza contestataria en todo el territorio de la Unión. Sintomáticamente, y aún en condiciones dispares, en nuestro país el proceso de marginalidad de la prensa joven no llegaría sino hasta mediados de los '60, cuando la juventud comprendió -entre recitales de rock con celulares en la puerta y los cortes de pelo ordenados por Onganía- que la unidad de pensamiento no era algo simplemente deseado. Que ya se estaba transformando en necesaria.

Cultura y Contracultura

"Las mentes inventivas -editorializaba en octubre '70 la revista Contracultura- son el mayor recurso mundial. Sacúdanse el polvo, hijos e hijas de la inercia. Les proponemos aquí una especie de censo sobre el estado del alma de cada cual. De la faz meramente estadística de la vivienda y la población se ocupa otra gente. El futuro de nuestro futuro esta en nuestras manos". Palabras difíciles de comprender, comparándolas con los movimientos sociales que conmovieron al país desde el Cordobazo (1969) hasta 1973; pero que aún así testimonian el objetivo humanista de estas publicaciones de la década '60-70 y las que habrían de seguirlas.Eco (contemporáneo y Contracultura sistematizaron las ondas surgidas a partir del Mayo Francés de 1968, con toda la carga de romanticismo que vendió desde la Sorbona Conhan Bendit. Pero ambas marcaron también la adopción de un modelo jiposo que la dramática realidad nacional no podía aceptar. La idea de la contracultura significaba el rechazo al sistema económico, social, cultural y político, pero no daba alternativas de lucha para la juventud. Alternativas que serían capitalizadas después en las publicaciones que surgieron desde 1973 a 1976, con distintas características.Cuando el Bolsón dejó de ser la meca de las comunidades y el país vivía la primavera del mayo del 73 a octubre de ese mismo año, las revistas subterráneas se transformaron o desaparecieron tal como existían para asumir otro compromiso: el de una juventud que, mal o bien, luchaba por un futuro más justo.

¿Underground: Subtes o despistes?

Entre 1973 y 1976 funcionaron en Buenos Aires centros importantes de difusión cultural, talleres literarios o musicales que necesitaron medios de expresión y de análisis. Ese período estuvo también marcado por un aumento significativo en el ingreso universitario, laboral y económico; pero al mismo tiempo, golpeado por las contradicciones lógicas en una sociedad y en una juventud hasta hace muy poco amordazada.A la aparición de textos de Brecht, Beckett, Dylan Thomas, Tuñón, Hernández o Guillen, no tardaron en salir respuestas que seguían la línea hippie del golden way norteamericano o, en algunos casos, las variantes orientalistas sugeridas por Krishnamurtti, Tagore y el adefesio filosófico de Kalhil Gibrán. Como contraparte podemos tomar dos revistas: El Hemofílico (en la línea espiritualista) y Grito (en una variante sociológica) que marcaron una época de decisiones entre la búsqueda de la conciencia colectiva o la conciencia individual. Vale decir, entre la juventud como unidad o la juventud como parcialidad.El nº 1 de 'Eclipse' señalaba que "no tiene filiación política. Sólo pretende ser un vínculo de cultura y de los estados de ánimo de Zeus, su Director". Algo bien distinto a la propuesta de Todos en el Hospicio que (en octubre '76) se dirigía a que "en estas páginas tengan cabida todos aquellos que luchan por hoy y por mañana. Porque mientras se pudren los poemas en las carpetas de jóvenes creadores y los talleres y galerías de arte se hunden en la mediocridad, los comercializadores de la cultura logran sus ganancias a costa de la ignorancia".Diferencias que sirven como para determinar una lucha de valores dentro de las mismas revistas subterráneas pero, al mismo tiempo, enfoques opuestos para lograr un movimiento unitario.A pesar de los cortes, cierres y persecuciones que comenzaron a evidenciarse hacia fines de 1975, la actividad de las subtes llegó a formar una verdadera prensa alternativa semi-organizada alrededor de la Comunidad del Parque Rivadavia y (después del desalojo ordenado por Cacciatore) la del Parque Centenario, que impulsaron publicaciones como Isla, Primero Confluir y Solo Sol, impresas en mimeógrafo o duplicadas a maquina. En su conjunto, estas revistas llegaron a editar 2.000 ejemplares en cinco números, en un esfuerzo sólo comparable al logrado por Armos Moreno (Viento, Caleta Olivia, Pcia. de Santa Cruz) que pudo efectuar el recital de Surrock a tres años del Acusticazo (1972).Hacia 1975 se profundizaron las diferencias al cobrar fuerza innegable la cultura rock vinculada con el análisis sociológico, frente a publicaciones de grupos orientalistas como los Hare Krishna o neo dadaistas como El Hemofílico. Estas últimas compartían cartel de publicación mezclando algo de ecología con ciencias ocultas, esoterismo con ciencia ficción, poesía con venta de equipos musicales y, al contradecirse con las necesidades de la juventud, no tardaron en desaparecer. Es así como se llegaría al golpe de estado de 1976 que, al hallar a la prensa subterránea desorganizada, logró echar por tierra con las esperanzas que se tenían para el futuro.Había que comenzar una vez más.

Artesanal o industrial

Antes de la dispersión de marzo '76 por lo menos 30 revistas habían visto la luz y 20 de ellas habían sobrepasado el fatídico n° 1. Mensaje, Pleamar, Antimitomanía, El Perof, Parque de Ratones Blancos, A Buen Puerto, Cosecha (poesía-narrativa), Todos, en el Hospicio, Viento, Eco, Aveluz y Grito (crítica, sociología, poesía). La Mandragora, Puro Cuento, El Cuento (narrativa) habían consolidado una difusión en el público joven y una buena distribución por Corrientes.Las más grandes (Grito, 600 ejemplares, 6 números), y El Cuento, con 5 números y 600 por cada uno) contaron con staff permanente e intervención directa en Congresos como los de Rosario en 1976. Todos en el Hospicio (800 ejemplares por número, 2 números) y El Hemofílico (600 ejemplares por número, 4 números) coparon los recitales de rock y música progresiva, con muy buena calidad de impresión-diagramación, además de un intento por mantenerse en la lucha. En algunos casos (como el de Grito), lograron autofinanciarse y tener publicidad independiente, como una muestra de trabajo constante.Como dijimos, marzo del '76 significó la bancarrota. Primero, por las duras condiciones de censura y represión impuestas (que llevaron a la cárcel al director de El Hemofílico). Segundo, por el costo de las revistas. Tercero, por la negativa de gran parte de los kiosqueros de Corrientes a recibir el material por las periódicas requisas de las autoridades contra la prensa independiente.En 1976 una publicación de 12 páginas, en rotrapint, con tapa color costaba alrededor de $ 20.000. Dos años después la cifra era 100 veces más. Esto, que marcaría el fin de las "grandes de los '70" y por lo tanto un retroceso técnico y de difusión, abrió camino a las publicaciones más chicas y menos controlables, ya que, dadas las condiciones de censura muy pocos editores querían hacerse cargo de revistas con información "caliente". Esta corrida se tradujo en un incremento de las mecanografiadas y las fotocopiadas que, además de reducir costos, no corrían peligro de ser confiscadas.Esta situación volcó el trabajo entre las revistas y barrió con la competencia de las anteriores: importaba más supervivir que vender, llegar al público que apropiárselo. Y sobre todo, se logró la integración de staff más abocados al trabajo común que al estrellato personal. La realidad que se da en estas condiciones aún supervive y se duplica, al tener una organización mínima los editores como para intercambiar ideas y procurarse medios económicos (recitales, venta de libros, rifas) que cubran las pérdidas de la falta de publicidad y las dificultades de distribución.

Política y "subtes"

Las variaciones de las "subterráneas" también se dio en el tratamiento político del material. Las de corte contestatario (Eco, Todos en el Hospicio, El Cuento) y las espiritualistas (El Perof, El Hemofílico), que se dividieron la concepción del "underground", fueron un intento por dar una cara nueva a la prensa alternativa que recién se lograría en el proceso 1977-1981 con Amaru, Ultimo Reino, Aunarte y Nudos, decididamente ubicadas en lo testimonial y cultural sin dudas.El tratamiento político de los temas no se escinde del que le da la prensa comercial, aunque con otros matices. Es la ola del descontento que vive el pueblo argentino el que rompe con la mordaza -en parte- significando un nuevo intento por desenmascarar las lacras sociales. Periscopio y Contexto (entre las "subterráneas" grandes) y Celeste y Bronca (entre las chicas) abordaron temas como los de la insurrección popular en Nicaragua, el genocidio y la antidemocracia en El Salvador, o la lucha de los pueblos por una vida justa. Elementos que explican el aumento de venta y circulación frente a la caída del periodismo oficialista (Crea, 35% menos en ventas. Gente 30% menos) y al dominio censurista de la radio y T.V. Colaboraron en este crecimiento de las "subtes" el desplazamiento hacia el consumismo de publicaciones como Pelo -refrito de Melody Maker estadounidense- o la desaparición de auténticos órganos alternativos como lo fue Crisis entre el 73-76. Condicionados por el carácter comercial de su estructura y el pseudo-hippismo de su mensaje, Pelo, Expreso Imaginario, entre otras, han verificado una caída paralela a un supuesto neutralismo frente a la realidad. Asunto paralelo al aumento del volumen publicitario en sus páginas (sustentado por los mismos medios que monopolizan la radio y la T.V.) y a la onda alienante con un planteo latinoamericano de la cultura.Contra esto, las publicaciones "subterráneas" grandes y chicas, no dependen de la publicidad y por lo tanto poseen una línea independiente que permite abordar cualquier tema sin mordazas.Por supuesto, sin suicidarse.

Prensa alternativa: Voz de lucha

¿A quién se dirigen las "subtes", quién las hace?Con una desventajosa capacidad de impresión, calidad, difusión y venta las "subtes" no son ajenas hoy al mar de fondo del país. Un lugar en el cual su juventud sufre una tasa de deserción del 54%, una censura atroz en los medios de comunicación de masa, que no puede dar trabajo a los 200.000 egresados secundarios anuales, que no ofrece sino una Ley Universitaria de la Edad Media y teorizaciones belicistas y antidemocráticas en sus aulas.En medio de esta realidad, cualquier intento es positivo. Pero por sobre todo es heroico: tal vez más que en 1970-73, cuando las condiciones económicas no eran tan duras, o entre 1973-76, cuando la realidad política no obligaba al silencio. Porque significa un no renunciamiento al derecho de expresión, haciéndolo realidad. Porque se traduce en una unidad de pensamiento más allá de las falsas divisiones. Porque cobra fuerza para decir "basta" sin desesperarse por el mañana, pero construyendo un hoy de tinta y papel y dedos pegoteados en el armado y de resmas llevadas en colectivo y de la angustia por la impresión que no salió o el poema que se perdió entre los papeles.Subterráneas, Undergroun, Alternativas o como se llamen, esos n° 1 que alabó Onetti no caen jamás en el vacío. Porque son una lucha contra la estupidez disfrazada de orden, o el palabrerío que enmascara el miedo.Ya sea el de los grandes editores de saco y corbata como el de los otros: los que se olvidaron de aquellas palabras de Gieco cuando -10 años atrás-la cosa también ardía: "Gente que avanza se puede matar/ pero los pensamientos quedarán"

lunes, 11 de junio de 2007

LA CONSPIRACIÓN CRONÓPICA Texto de Miguel Grinberg


Entre 1952 y 1959, en París y en Roma, Julio Cortázar escribió una serie derelatos breves que el mundo conocería como Historias de Cronopios y deFamas. Los “famas”, claro está, o eran autores consagrados o ciudadanos conla vaca atada. Las “esperanzas” eran una multitud de amargados atados a lailusión de picotear alguna ventaja de los primeros. Y finalmente estaban los“cronopios” (Cortázar era uno de ellos): minoría inclasificable. nacida paracosas inapreciadas, como observar el sobrevuelo de las babas del diablosobre los autos que corren hacia ninguna parte. Poco tiempo después, algunosjóvenes poetas de Buenos Aires descubrimos nuestra raigambre cronópica. Yclaro está, el Julio se sumó a nuestras complicidades proféticas.
Quienes protagonizamos los Años Sesenta –aquí, allá y en todas partes–sabemos que constituyeron una década revolucionaria en el sentido intrínsecodel término: “cambio importante en el estado de las cosas”. No apuntábamosal “cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales deuna nación” (sentido extrínseco tradicional) sino que anhelábamos latransformación profunda del acto de existir en este planeta.
Simultáneamente, cabe consignarlo, hubo quienes apostaron a la utopía de laviolencia y al revolucionismo armado tradicional, desde el padre CamiloTorres en Colombia, o los insurgentes de Argelia contra el colonialismofrancés, hasta el episodio de Ernesto Che Guevara en Bolivia. Todos elloscon desenlace trágico.
Más allá de tales episodios violentos, e independientemente de losresultados del torbellino (contra)cultural pacífico e innovador que agitó atoda una generación durante aquellos años vertiginosos, lo innegable es quelos ’60 se grabaron en la historia como una divisoria de aguas, como uno deesos trazos originales profundos que mucho tiempo después permiten definirun “antes” y un “después”.
Fueron los años de la Beatlemanía, la prensa alternativa, laantipsiquiatría, las comunidades intencionales, el rock progresivo, las(anti) universidades libres, el movimiento pacifista contra el conflicto enVietnam, el Poder Negro, los hippies, la psicodelia, la migración de gurúesasiáticos hacia Occidente, el festival de Woodstock, la internacionalsituacionista, el Mayo francés, el feminismo, el teatro del absurdo, lapoesía visionaria, el misticismo profético, la Bossa Nova, las nuevas “olas”del cine europeo y de las Américas, Astor Piazzolla, los sacerdotes para elTercer Mundo, la “nueva izquierda”, y mucho más. Por ejemplo: el MovimientoNueva Solidaridad de poetas y artistas de las Américas, también denominadoAcción Poética Interamericana, que contó con el aval de autores reconocidoscomo Julio Cortázar, Henry Miller y Thomas Merton.
En vez de aspirar a ocupar el sitial de los poderes corruptos, belicistas yobsoletos (verticalistas) de aquellos tiempos, se trataba de tomar el propiopoder (horizontalista) de creación y de experimentar modalidades diferentesde la vida en común. Por primera vez en la historia humana, el vértigogenerativo tomaba un cariz planetario. Aunque, cabe reconocerlo, no llevó suenergía y su inspiración hasta sus últimas consecuencias.
Por un lado, gran parte de los sesentistas se quedó en el malabarismo conlos símbolos y no se entregó plenamente a las ceremonias de mutaciónpersonal y colectiva: coqueteó con el ritual pero no se sumergió en lasceremonias básicas de la creación de una “nueva sociedad”. O tal vez, noalcanzó a reunir el quórum necesario para convertir las palabras inspiradasen acciones irresistibles.
Por otra parte, desde los países centrales, el Sistema anti-juvenilreaccionó de inmediato: convirtió en “moda” (artículo de consumo) lasfacetas menos desestabilizadoras de los contestatarios, trivializó ydistorsionó mediante la televisión, el cine comercial, las revistas frívolasy un rock manipulado las instancias más desafiantes y, finalmente, silenció(marginó o reprimió) las argumentaciones generacionales que no se prestabana hacer concesiones de carácter contemporizador. Y donde “hizo falta”,apretó impunemente el gatillo: el caso más arquetípico fue la llamadaMasacre de Tlatelolco (Plaza de las Tres Culturas, México, Octubre 2 de1968), donde varias centenas de estudiantes rebeldes y desarmados murierontiroteados por la policía estatal.
En 1962, hace algo más de cuarenta años, soñé una red panamericana de poetasque bauticé como Movimiento Nueva Solidaridad (MNS). Secundado por elcronopio Antonio “Giorgio” Dal Masetto (y una ayudita de Juan Carlos DeBrasi), editaba la revista literaria Eco Contemporáneo, y éramos tandesconocidos que hasta nuestros padres solían recibirnos en casa con lapregunta: “¿Qué puedo hacer por usted?”. Mi papá tenía un taller artesanalde artículos de cuero en la Capital Federal. El papá del Tano tenía unacarnicería en Salto Argentino. No les daba por la literatura. Poca cosapodían hacer por nosotros, salvo bancar nuestros sueños románticos.
Intercambiábamos los libros de nuestra biblioteca: yo le pasaba a Kerouac,él me pasaba a Pavese. Giorgio no se impresionó con el invento del MNS yesperó pacientemente algo menos abstracto. Por suerte, éramos tiernos,pacíficos e insobornables (como todos los cronopios) y coincidíamos encampañas muy bien armadas para la seducción de señoritas sabrosas, a menudoestudiantes de filosofía y letras, o, en su defecto, jóvenes actrices. Peropara la conspiración poética debí arreglármelas solo.
Siempre creí que el universo es un poema. La Tierra es un poema. La vida esun poema. Cada niño que nace es portador de un poema. Y cada uno de nosotrostiene anidado en su ser un poema único con el cual podría establecerrelaciones... si bien eso requiere refinar algunos dones naturales y a lavez desprenderse de algunas nefastas costumbres inoculadas por la culturamaterialista que predomina en esta etapa de la historia humana en esteplaneta.Casi todo el mundo supone que la poesía es un asunto reservado para “lospoetas”, hombres o mujeres que accedieron a cierto don por milagro, poraccidente o por masoquismo. Pero no es así. La poesía es un don universal,un sentido sutil que navega a través de nuestros sentidos convencionales,pero que por no depender de lo corporal nos permite transitar loextraordinario. Titila en una órbita que con otro tipo de energías sutilestambién transitan los profetas, los visionarios, los santos, los sabios ylos inocentes.
En una de sus composiciones, el poeta estadounidense Allen Ginsberg –conquien yo intercambiaba correspondencia desde 1959– clamó: “Poeta esSacerdote” (Poet is Priest). No se refería a una iglesia o a una religión.Aludía a la capacidad de CREAR, algo que no es patrimonio exclusivo de losdioses. De ahí que podamos decir: quien se lo proponga, podría existirpoéticamente. No por el poder, la gloria o el dinero. Sino por el deleite denadar sin lastres por el universo.
Mi revista Eco C. coincidió en el tiempo y el espacio con otras revistas ygrupos literarios de las Américas: El Corno Emplumado (Margaret Randall ySergio Mondragón) y Pájaro Cascabel (Thelma Nava) en México, El Pez y laSerpiente (Pablo Antonio Cuadra y Ernesto Cardenal) en Nicaragua, El Techode la Ballena (Edmundo Aray) en Venezuela, los Tzántzicos (Ulises Estrella)en Ecuador, Los Nadaístas (Gonzalo Arango) en Colombia. El novelista HenryMiller aceptó ser presidente honorario del MNS y del mismo modo, el monjeThomas Merton fue nuestro sacerdote honorario. En febrero de 1964 tuvimosnuestra primera reunión fraternal con muchos otros en la capital de México,y fue para esa ocasión que llegó el mensaje solidario de Cortázar. Suconsigna centra expresaba: "Cronopios de la tierra americana, muestren sinvacilar la hilacha. Abran las puertas como las abren los elefantesdistraídos, ahoguen en ríos de carcajadas toda tentativa de discursoacadémico, de estatuto con artículos de I a XXX, de organizaciónpetrificadora. Háganse odiar minuciosamente por los cerrajeros, echentoneladas de azúcar en las salinas del llanto y estropeen todas lasazucareras de la complacencia con el puñadito subrepticio de la salparricida. El mundo será de los cronopios o no será.”
Emitimos un geo-manifiesto que fue rigurosamente ignorado por lossuplementos literarios de las Américas: ésa es la gran fuerza cronópica,siempre conquista unanimidades en su contra. Nunca pudimos hacer un segundoencuentro, porque íbamos a concretarlo en Rio de Janeiro y pocas semanasdespués un golpe militar instauró en Brasil una dictadura que duró casiveinte años. Pero igual, y a lo largo de los años Sesenta, bordamos redes eintercambiamos vaticinios. Luego vinieron otras décadas y otros cronopios.Se sumaron los impulsos del rock progresivo, las batallas del ecologismo ylas introspecciones espirituales. Y llegamos al comienzo del siglo XXI conmucho por hacer y rehacer en el mundo.
Revivimos aquel ritual cronópico en 1990, cuando Ginsberg convocó alInstituto Naropa de Colorado (Estados Unidos) a todos los veteranos de lassiembras poéticas sesentistas. Allí estuvimos con Mario Trejo, MargaretRandall, Gary Snyder, Claribel Alegría, Jerome Rothenberg, Gioconda Belli,Joseph Richey, Anne Waldman, Lawrence Ferlinghetti, Ed Sanders, y muchosmás. Otro auténtico congreso panamericano de poesía, que emitió uneco-manifiesto que tampoco nadie divulgó en parte alguna..
Han pasado los años. Algunos ya no circulan por las calles del tiempo consus ojos encandilados por el arco iris del milagro. Y el mundo posmodernoretumba en todos los continentes con su eructo ensordecedor y su olor aApocalipsis.
De modo que, indudablemente, en la primera década de otro siglo ha llegadoel momento de salir a proclamar una vez más la balada utopista de lahermandad cronópica. Como decía Ferlinghetti en su Manifiesto Populista:
“Poetas, salid de vuestros armarios,abrid vuestras ventanas, abrid vuestras puertas,habéis estado enclaustrados demasiadoen vuestros mundos cerrados.
Poetas, descendeda la calle del mundo una vez másy abrid vuestras mentes & ojoscon el antiguo deleite visual.
Aclarad vuestras gargantas y decidlo:
La Poesía ha muerto, viva la poesíacon ojos terribles y fortaleza de búfalo.
La poesía cae todavía de los cieloshacia nuestras calles aún abiertas.”
Quedaría por recordar que en 1962, también 44 años atrás, dos facciones degenerales argentinos se tirotearon entre sí pintadas de azul y de colorado,y en el medio murieron algunos soldaditos conscriptos. El Presidente radicalintransigente Arturo Frondizi había sido confinado en la isla Martín Garcíay durante veinte meses (José María Guido) hubo un primer mandatariosimbólico que completó el período hasta las elecciones de 1963. La clasepolítica tradicional se organizó para que el peronismo no volviese esa vezal poder (aunque igual lo logró en 1974 con un Perón exhausto). El 31 dejulio de 1963 el radical del pueblo Arturo Illia fue elegido Presidente por2.500.000 votos, ante 1.700.000 votos en blanco (peronistas excluidos) y1.600.000 votos a favor del ex radical Oscar Alende. Todo parecido coneventos de la realidad actual no es mera coincidencia.
En México 1964 también recibimos un mensaje del cronopio Henry Miller, quienresaltaba: “Los poetas de este mundo están centurias más adelantados que lospolíticos y los estadistas. No esperen el rápido paso de la tiniebla.Tenemos que atravesar todavía un largo túnel. Pero el final está a la vista.Y este final es: libertad.”
Las décadas se han sumado inflexiblemente en el corredor de las ilusiones.Según se mire, estaríamos en el peor o en el mejor de los mundos. En elpeor, si se contabilizaran todas las infamias que ocurren simultáneamente.En el mejor, si asumiéramos que tanta catástrofe imperante nos exime de lasceremonias de destrucción y nos abre el acceso directo a la reinvención delmundo.
Sin concesiones al azar, Cortázar proclamaba que el mundo será de loscronopios, o no será. Oportuna e impecablemente, Albert Camus ya habíaremarcado: “Tenemos que volver a coser aquello que se ha desgarrado, hacernuevamente concebible la justicia en un mundo tan evidentemente injusto,hacer que vuelva a adquirir significación la felicidad para los pueblosenvenenados por la infelicidad del siglo. Por cierto que se trata de uncontenido sobrehumano. Pero el caso es que se llaman sobrehumanas aquellastareas que los hombres cumplen en muy largo tiempo: he ahí todo.”
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viernes, 16 de febrero de 2007

UN SUBTE EN LOS AÑOS DE PLOMO







ANTIMITOMANÍA




HACIENDO HISTORIA





I





Hemos respondido con todas las fuerzas posibles a un impulso de Vida. Y desde los albores y el mediodía de nuestra adolescencia nos hemos proclamado “Vidanautas” (navegantes de la vida) y así desde nuestros comienzos este navegar significó una relectura de nuestra “fe acaparazonada”, dejar a “esos encapuchados de un mundo viejo”[1] y partir hacia horizontes más amplios. Barrio, localidad, provincia (con gestos que llegaban de pueblos o ciudades), país, continente, mundo.





Algunas pequeñas semillas que latían y de modo marginal iban resistiendo a los mercaderes de la muerte por doquier. (Hemos llegado a intercambiar misivas / papeles impresos / poesía aproximadamente con una veintena de países ¡y sin internet!).





Esta lenta y crítica apertura, constituyó una tarea que nos iba cuestionando las cáscaras o máscaras provisorias en un caminar hacia el Rostro. Es común confundir visiones o valores locales y costumbristas con valores universales y desde los primeros legislar y pretender dirigir la vida de los demás. Esta tensión entre lo superfluo y lo pro-fundo, entre lo pasajero y lo permanente, entre lo falso y lo auténtico hemos enfrentado y .... sigue. Camino sinuoso y permanente de educarnos y hacernos unos a otros. Des-nudarse y darse.





II





Aproximadamente hacia 1973 el rock nacional mediaba su segundo ciclo. Arco Iris, con su enorme intuición y clarividencia (todavía hoy no valorada debidamente) persistía en una síntesis musical entre el rock, el jazz y ritmos folklóricos, esbozando una épica liberadora como en su ópera Sudamérica. Sui Generis dejaba atrás su adolescencia para incursionar en otras frecuencias eléctricas. Los ex-Almendra (Color Humano, Aquelarre y Pescado Rabioso) llenando salas convidándonos, acaso, los mejores sonidos del momento. Se comenzaba a hablar de un santafesino que venía bien y nos encendía el corazón y la conciencia con temas como Hombres de Hierro. León sigue llamando, y es justicia, encarnando uno de los pocos casos inclaudicables, testimonio vivo entre canción y militancia. Un hombrecito diminuto llamado Raúl Porchetto venía pellizcando y sacudiendo nuestra modorra con su obra Cristo Rock y nos daba rosas como Ámame nena. Nebbia también andaba aventurándose con el jazz y el folklore, en este último caso con Despertemos en América. BAROCK (1973) (película Rock hasta que se ponga el sol) significó un relanzamiento de cierto eslabón que no estaba perdido. Fusión poética, musical y de gente. La insurrección juvenil, la experimentación (ensayo acierto y error), las ganas de creer y crecer y crear andaban sueltas y nos llegaban vivas resonancias del movimiento hippie, el mayo francés, la filosofía perenne, el surrealismo, los poetas malditos y los beatniks, la incipiente cuestión ecológica y rocanrol, los laboratorios de las comunas, el Che, Luther King, Gandhi, cuba y un batir de los procesos liberadores en América Latina. Pero... (como tan claramente lo vio el maestro García) los brujos pensaban en volver y “un río de cabezas fue aplastado por el mismo pie”, aunque (y sin facilismo ni exitismo) también dijo que: “los dinosaurios van a desaparecer”.[2]





III





Entre tanto, por Radio Municipal (hoy Ciudad de Buenos Aires) confluíamos con Miguel Grinberg, conductor del programa El Son Progresivo. A través del cual, además de la nueva música urbana nos llegaba un boletín que llevaba el mismo nombre del programa. De esas hojas mimeografiadas bebimos de la flamante y comprometida poesía de los nuevos trovadores o de algún que otro poeta subterráneo. El referido boletín incluía, también, direcciones de otros jóvenes que estaban en una búsqueda similar y con algunos de los cuales hemos sintonizado. Luces que no se cruzaban al azar / latir auténtico del silencio marginal. Y en una oportunidad Miguel, a vuelta de correo, nos envió un paquete con casi toda la colección de Eco Contemporáneo (revista pionera y anticipativa) y de Contracultura (ambas dirigidas por él).





Asimismo, vía Miguel Grinberg, arribaron a nuestras manos direcciones de las primeras revistas subterráneas (1972 - 73). Con ellos nos comunicamos. Resonancias (desde Pergamino, dirigida por Carlos Barbarito y Rafael Restaino), Raienai (de Temperley a cargo de Margarita Durán y Dolores Perrotti), Confluir (liderada por la después periodista especializada en Rock Nativo, Gloria Guerrero), de esta publicación cabe destacar sus tapas artesanales “hechas a mano”, Descomprimiéndonos, Viento (desde Caleta Olivia, Santa Cruz, dirigida por Armos Moreno). Estas señales mimeografiadas (en su mayoría) andaban dando vueltas como amores de primavera “aquí, allá y en todas partes”[3]





IV





Motivados / tocados por toda esta energía positiva y por nuestra irrenunciable vocación de poetas de la vida fue que nació Antimitomanía. Esto sucedió con el despertar de la primavera de 1974 dando a luz una hojita fotoduplicada caprichosamente denominado Nº 0,3, que en su mayoría distribuimos con un amigo en un recital que en aquellos días diera la cantante folk Joan Báez en el Luna Park de Buenos Aires. Contenía un racimo de poesía, entre las que había una colaboración de Raúl Porchetto. Después el Nº 1, en noviembre del mismo año, con aportes de Miguel Grinberg, el pintor Rubén Rey y un lindo texto de Luis Alberto Spinetta. Así dimos nuestros primeros pasos, recibiendo pequeños y significativos signos. Elaboramos un fichero de direcciones (lectores, publicaciones, organizaciones, poetas, músicos...[4]) y la cadena del impulso creativo iba cobrando más vida y crecía más allá de toda cadena rutinaria o de muerte.





Durante 1973 - 74, se desarrolló en Parque Centenario una experiencia única donde poetas y escritores jóvenes llevaban “su hoja impresa” que se iba intercalando y sumando a la de otros conformando así la Revista del Parque. Se intercambiaban y discutían experiencias, se “zapaba” alrededor de nuevas melodías. Pero algunos “señores” no toleraron la “mugre” de los pelos largos y este fenómeno germinal fue barrido. Al respecto el grupo Aquelarre componía Violencia en el Parque[5].





Pero los vínculos con otros editores también fueron creciendo y fue así como, hacia 1975, nos reunimos en Plaza España para discutir proyectos, aunar esfuerzos y elaborar algo en común, que nos permitiera ampliar horizontes cuantitativos y cualitativos. Entonces escribimos y editamos un pequeño volante - convocante, que se repartió al salida de recitales, en reuniones en las plazas, se leyó por programas de radio sensibles a estos aires... y nos fueron llegando más señales vitales, nada espectaculares ni multitudinarios, vacilantes pero firmes en la convicción, en la búsqueda de alternativas a tanta “pálida ciudad”[6]. Nada podía ni debía forzarse, todo tenía que seguir latiendo con sabiduría y al margen de cualquier vorágine exitosa. Hubo intentos de nucleamientos bajo diversas fórmulas, pero no funcionaron. Pero sí, a medida que el tiempo transcurría, nos íbamos conociendo, donando sonrisas y visiones alertas, encontrando y compartiendo tareas afines, intensificando nobles amistades.





Desde y con ese espíritu, en noviembre de 1975, en el actual distrito de San Miguel, realizamos nuestro Primer Encuentro (Exposición plástica, teatro, poesía y música) en el desaparecido Centro Estudio. Con la valiosísima, paciente y comprensiva colaboración de Osvaldo Piehl, su director, y a pesar de la larga noche que se instalaba en marzo del 76, seguimos navegando, quizá teniendo que dar más vueltas y rodeos para que no nos devoraran los remolinos de ese “Molok”, a veces apenas alumbrados con candiles o fósforos que más de una vez se apagaban en nuestras manos.





(Daniel Eduardo Serra)







El golpe, sin ritmo de jazz





No es necesario que en este relato sobre una publicación haya que adentrarse en pormenores de la “historia circundante”, pero no se puede obviar el marco de referencia de una realidad que pasaba por arriba al ritmo que imponían los violentos y los poderosos. Las instituciones políticas se derrumbaron entre la mediocridad de muchos de sus principales protagonistas, la locura violenta de derechas e izquierdas, los dictados del imperialismo para esta parte del planeta [7] y la indiferencia generalizada de la sociedad que no percibía el infierno que se avecinaba.





El golpe vino a poner blanco sobre negro lo que estaba pasando en la sociedad argentina.



Las publicaciones subterráneas o alternativas pasaron de ser un romántico modo de expresión de jóvenes sensibles a ser uno de los pocos canales libres de comunicación entre quienes soñaban con una sociedad humana y solidaria.[8]





Antimitomanía continuó con sus ediciones, con las dificultades de ser financiadas con el esfuerzo de sus editores y los miedos del clima enrarecido. Así y todo siguieron los encuentros anuales de música y poesía, las “jornadas de convivencia” y los cuadernillos de poemas.





Estos fueron también tiempos en que los dolores golpeaban cerca.[9]





La segunda época





Hubo un momento en que surgió la necesidad de un crecimiento en el material que se ofrecía. Es así como se planteó el nacimiento de “una segunda época” para la publicación, una especie de “refundación”.





Entonces se incorporaron más miembros al equipo editor y se abrió el abanico de colaboradores permanentes que enriquecieron notablemente la calidad del material que se comenzó a difundir.[10]





Estos números (desde el 12 al 18) se editaron en forma semestral, con un formato “revista libro”, obviamente con el sistema artesanal de impresión en “fotoduplicación”, incorporando suplementos de poesía (a veces como separata, otras como dossier) llamados “UVAS NUEVAS” y “POESÍA VITAL LATINOAMERICANA”. El material fue siendo más comprometido con la realidad social local y de diversas partes del mundo.





Al mismo tiempo, a modo de suplemento mensual, se editaban las NOTICARTAS. Eran pequeñas hojitas que se distribuían por correo, aportando pequeñas dosis del material que iba creciendo en compromiso y madurez, según, también, iban creciendo sus editores.





La democracia y la despedida vienen asomando





Luego de la absurda guerra del Atlántico Sur, los dinosaurios tuvieron que “tocar retirada”. No es necesario, como dijimos antes, incorporarse a los manuales de historia planteando puntos de vista que no hacen a éstas páginas. Sin embargo la vigencia de las instituciones, pero esencialmente el clima de libertad y de apertura, plantearon disyuntivas claves al crecimiento de Antimitomanía.





Sus editores, por distintos motivos, fueron tomando rumbos diversos en sus actividades laborales y en sus opciones políticas. La apertura y la libertad exigían que el mensaje alternativo tuviese otro tono, se escribiera de otra forma y se hiciera público de otra manera.





Este cambio de escenario general y personal llevó a la necesidad de hacer un alto, sea temporario o permanente. Corría 1984, diez años del nacimiento de la revista y posiblemente, el tiempo de su despedida.





Así fue. Se organizó un recital en el Colegio Nacional de San Miguel. Allí estuvieron casi todos los amigos que pudieron llegar. La despedida, como era lógico, fue emotiva y todos se desearon una hermosa vida.





La semilla dio fruto con las diversidades que muchas circunstancias fueron condicionando, pero con la presencia de la libertad, la creación y la solidaridad como denominador común.





Luego de más de treinta años del comienzo de la historia, algunos amigos no están, pero los que quedan siguen viviendo sus vidas y la expresión de sus vidas, con el compromiso de trascendencia que hace que no haya sido en vano tanto esfuerzo, tanto papel, tanta vida.[11]





(Luis C. Aguirre)













[1] Cita libre de un tema de Luis Alberto Spinetta.





[2] Cita libre de temas de Charlie García.





[3] Cita libre del tema Amor de Primavera, del mítico Tanguito.





[4] Entre los músicos que enviaban sus gacetillas estaba un grupo, que también apoyaba su divulgación vía postal, eran los M.I.A.(Músicos Integrados Argentinos), del que emergieron Lito y Liliana Vitale, Verónica Condomí, Alberto Muñoz, entre otros...





[5] VIOLENCIA EN EL PARQUE: “Violencia en le Parque de la ciudad / Terror en las rutas hay/ Ya se convierten tus manos en fuego/ Mañana. // Qué cálidas aguas te arrollarán / Desde el grito natural / Cuando despiertes, si es que realmente / Te llaman. // Y en este parque se conocen tus pies / Cielos de bruma hechos / Sanarán de tus labios // Quién te puede, quién te puede parar / Cuando el ave sopla luz de libertad / Todos juntos están en el parque / Cantando canciones del cielo final.” // AQUELARRE, 1973.





[6] Cita libre de un tema de Billy Bond y la Pesada del Rock & Roll.





[7] Aún existía la “guerra fría”, llamada así porque se alimentaba con sangre de los pobres del mundo y no con la de los pueblos de los principales “contendientes”, que solamente se amenazaban con sus armamentos nucleares y jugaban al ajedrez con nuestras cabezas a modo de peones.





[8] Ver editoriales de las Noticartas de 1976 en adelante.





[9] Por mucho tiempo no se supo nada de Mario Barrios (un amigo del secundario), nunca se supo del paradero a de Jorge Nakamura (Koke), partió al exilio a Alejandra López Osornio (perseguida por “portación de apellido”), mucho después se conocieron los padecimientos de Marcelo Marcolín y su posterior exilio. Daniel y Luis sobrevivieron milagrosamente a las requisas e investigaciones, hoy por hoy sin tener en claro la razón, pero se salvaron.





[10] Como miembros del equipo editor se incorporaron, en distintos momentos y con distinto tiempo de permanencia, las siguientes personas: Ana María Silva, Guillermo F. Díaz, Alberto Viola, Marcelo Marcolín, Rodolfo Ariel Sar. Fueron colaboradores permanentes en los números de la llamada “segunda época”, entre otros: José Luis Lucá, Alejandra Monsalvo, Alejandro “Gato” Salguero, “Pancho” Tarrío (dibujante), Gustavo Silva (dibujante y diagramador), Carlos Barbarito, Pablo Capanna, etc.





[11] Es necesario recordar especialmente a Jorge Reboredo, “El Pibe Sietecolores” que vaya a saber enredado en qué angustias se decidó a morir en 1985. Nuestro homenaje. También nuestro recuerdo inmenso por nuestro gran amigo y hermano, Guillermo Díaz, "El Eternauta", que se nos fue en 1998 a componer canciones del otro lado de la realidad. También se nos fue Joselo Luna, un increíble tipo de Mercedes.

martes, 13 de febrero de 2007

LAS REVISTAS SUBTES EN LOS '70

Fines de 1972. Un recital cualquiera. “Mirá, loco, nosotros hacemos una revista que ...”- “Cortala, no tengo un mango”. –“No, pero si es gratis...”, “Contá, contá entonces. Qué es eso que me mostrabas?”.

Así comenzó todo. A pleno pulmón, comenzaron a asomar por los conciertos y plazas de Buenos Aires. Amén de varios intentos que nunca pasaron de ello-no por eso menos loables y valederos-, primero Confluir y Solo Sol se abocaron a la dura tarea de preparar el terreno a los que vendrían después. La segunda, prolijamente impresa, sustentada por tres locos que –meses después- abandonarían la carrera. La primera estaba escrita a máquina, con siete u ocho carbónicos, y durante más de dos años continuaría ofreciéndose y ofreciendo sus páginas a quien –libremente-quisiera utilizarlas. Ambas unidas por un mismo fin: comunicación.

A imagen de las pioneras se sucedieron Sol, Raienai, Cuento, Declaraciones, Miscelánea, Extramuros, Isla, Fantasma, El Pozo, Descomprimiéndonos, Concordancia, Decateatro, Azul, Todos en el Hospicio, Amanecer-Despertar, El Perof y muchas otras que hoy son sólo parte obligada de los archivos de unos pocos delirantes que insistieron en coleccionarlas. La mayoría de ellas no pasaron de publicar un par de números, como Hijo del Sol, y al mismo tiempo el interior de la república pareció juntar fuerzas dispersas, dando a luz Sangre del Sur (Río Negro), Exea-Desomomificándonos (Córdoba), Caminando (Mar del Plata), Resonancias (Pergamino), Rock (Pehuajó), Siempre Nacer (Trenque Lauquen), Mensaje y Pleamar (Santa Fé) y varios boletines sueltos que dieron la pauta de que algo más grande que un berretín juvenil se estaba gestando. Tal vez el mayor aporte corresponda a Viento (Caleta Olivia, provincia de Santa Cruz), cuyos responsables –entre ellos el organizador del ciclo de recitales Surrock, Armos Moreno- contribuyen continuamente al desarrollo de este momvimiento alternativo enviando a todo el país- e incluso al exterior- excelentes muestas de labor poética y gráfica... Casi todos los editores (aún los más distantes), se conocen entre sí. El noventa por ciento de ellos son amigos. Confluir se imprimía (luego se modernizaron y optaron por el mimeógrafo, dejando de lado la obsoleta máquina de escribir) con las hojas que aportaba Extramuros y los sténciles de Resonancias. Resonancias funcionaba con los sténciles de Confluir. Viento ayudó a esta última y a Galaad (fusión de la gente de Confluir, Extramuros e Isla). Los poemas que publica Viento son enviados tanto de la capital como de Río Gallegos y Pergamino. Un solo nucleamiento con muchos nombres. Un solo camino con distintos pasos. Respeto. Ganas. Trabajo y dedicación. Y la obligada circulación “de mano en mano”que desgraciadamente por lo general va de la mano del supuesto futuro lector directamente al suelo.. Hoy , una nueva horda de editores made –in casa comienza sus tareas. Antimitomania, hija de aquella primera camada de pacientes mimeografiadores, continúa imprimiendo sus notas, aunada ahora a un grupo de trabajo que colabora organizando recitales y muestras de poesía. El efímero cuadernillo Escritos, iniciado hace dos meses, ha dejado de existir, y su responsable acaba de pasar a la banda Antimitomania para profundizar junto con ellos su intento. Y aunque el medio sigue tan hostil como hace cinco años, sobre todo económicamente, los pequeños productores de ganas e idealismos continúan con renovados bríos en la tarea.

(fragmento de la nota de Gloria Guerrero, en le Expreso Imaginario, 1977)